18 octubre 2010

Pesar el humo.

- Hola, Auggie. ¿Cómo va todo?.
- Hombre, hola. Qué alegría. ¿Qué deseas?.
- Dame dos cajitas de Schimmelpennincks y... de paso, dame un mechero.
- Los chicos y yo manteníamos una discusión filosófica sobre las mujeres y el tabaco.
- Sí, bueno, supongo que todo proviene de la Reina Isabel.
- ¿La Reina de Inglaterra?.
- Sí, pero no Isabel II, Isabel I. ¿Has oído hablar de Sir Walter Raleigh?.
- Sí, claro, el tipo que tiró su capa sobre un charco.
- Yo antes fumaba cigarrillos Raleigh. Llevaban un cupón de regalo en cada paquete.
- Pues Sir Walter Raleigh fue la persona que introdujo el tabaco en Inglaterra. Y se convirtió en el favorito de la Reina. Él la llamaba Reina Bessy. Fumar se puso de moda en la corte inglesa, y seguro que la buena de Bessy compartió más de un cigarro con Sir Walter. Una vez hizo una apuesta con ella. Dijo que podía determinar el peso del humo.
- ¿Se refiere a pesar el humo?.
- Exactamente, pesar el humo.
- Eso no se puede hacer. Es como pesar el aire.
- Reconozco que es extraño, es casi como pesar el alma de alguien. Pero Sir Walter era un tipo hábil. Primero tomó un cigarro entero y lo puso en una balanza y lo pesó. Luego, lo encendió, se fumó el cigarro cuidando de que las cenizas cayeran en el platillo de la balanza. Cuando lo terminó, puso la colilla en la balanza junto con las cenizas. Después pesó lo que había allí. Acto seguido, restó esa cifra del peso obtenido previamente del cigarro entero. La diferencia era el peso del humo.


Smoke.

11 octubre 2010

bailar con dolor y todo lo prohibido.
los codos en la espalda del que duerme al lado, voces de fondo como zumbidos, que parece que te digan, que te impulsen así hacia arriba como gritándote hazlo. y te sacuden. qué malditas ganas de llorar. siempre tengo los nudillos quemados, desgarrados, de dar golpes al aire sabes, me dijiste una vez. quizá debería cuidarme un poco más la piel. me das impotencia, me das rabia porque a veces imagino que salimos a bailar y no encontramos el equilibrio y me pisas la punta de los pies y no acertamos, no somos capaces de encontrar el punto medio. es un tira y afloja que nos trae de cabeza, y nos vamos a estampar y lo sabes, pero no pides que pare la música. guárdate tus miradas de soslayo y perseverancia y escúpelas en tu estúpida copa de vino. que tienes los ojos más grandes y preciosos que he visto en mi vida, tienes ojos de gata. y por eso también te odio, por la enorme (in)tranquilidad que me transmiten. quiero odiarte, quiero decirte te odio y estar sintiéndolo de verdad, deslizándose por mis puños apretados-mis brazos en tensión-mi pecho encogido-mi garganta desgastada-saliendo por mis labios. quiero odiarte porque yo siempre he sido de extremos y de oscilar entre ellos con improvisada frecuencia. y te he amado tanto. pero amado del verbo amar con cuatro letras y h al comienzo (porque todo ha sido un error, o algo así decía el poema). te he querido tanto que necesito odiarte con la misma intensidad, improvisar es hermoso. la gente no se preocupa de las cosas realmente importantes, menuda mierda 'si nadie habla de las cosas que importan'. tu voz siempre me llega en forma de chorro de agua helada en la espalda. no es que me salpiques, es que me calas entera. creo que me estoy volviendo loca. me gustaría ser capaz de escribir acerca de todo lo que siento, así ayudar a conocerme y todo eso. pero lo cierto es que soy tan poco consciente de lo que siento como de las verdaderas ganas que tengo de escribir, por eso creo que escribo sobre una situación cualquiera que podría estar sintiendo en este momento. pero no, es un mundo paralelo. y tú estás más loca que yo. siempre lo he sabido y nunca te lo dije. me limitaba siempre a mirarte, admirarte, tal vez. a analizar tus desastres emocionales, tu caos. tu vida. pero lo real es que vives en un caos ordenado y eso me descoloca por completo. quiero verte ahora mismo y que pongas los brazos en jarra y el ceño arrugado y que me cueste hacer que te acerques a abrazarme pero que cuando lo consiga no quieras soltarme. quiero que te me acerques un día por la calle como si no me conocieras y me dijeras perdona tienes fuego. y cuando estuvieras a punto de largarte te giraras y preguntaras quieres fumarte un cigarro conmigo. y comenzáramos a conocernos otra vez, sería como empezar de nuevo cada vez que las cosas fueran mal. me dan taquicardias. todo ésto está demasiado vacío.

tal vez debería dejar de crear en mi cabeza situaciones de películas. películas que sólo yo vería, claro. bueno, y tú conmigo. no soy guionista de ninguna obra de arte. pero tengo más imaginación que muchos de esos capullos. bueno, no tengo ganas de hablar de eso, la verdad. ni siquiera sé qué intento decir, pero quiero parar.

para tu cumpleaños te compraré guantes de manos y pies, siempre los llevas helados.

03 octubre 2010

Creo que me conformaría con que me dijeras que todo lo que he hecho hasta ahora ha sido una mierda si tuviera la certeza de que a partir de ahora va a dejar de ser a partir de ahora y vamos a seguir donde estamos, con más confianza que cuidado.