Últimamente he estado pensando un par de cosas, una es que la gente no está tan abierta a las emociones, al menos no tan viscerales. La otra cosa es que es culpa tuya que ahora tenga que bajar las expectativas, tú querías emociones a raudales y me acostumbraste a un sinvivir de entrega absoluta. Qué pena, he tenido que comerme los abrazos. Me han hecho sangrar de frío, pero no te preocupes, acabo de colocarme el abrigo negro aquél que te gustaba tanto y me he autoasignado un abrazo de tu parte. Hoy toca comida con la familia y luego voy a llenarme la piel de tinta. Sé que prometimos ir juntas, pero lo cierto es que no sé dónde estarás ahora. Y no me importa.
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