18 noviembre 2012

Las causas perdidas.

"Te marchaste tan ilustremente silenciosa. Como si hubieses andando de puntillas lentamente y de espaldas hacia la puerta para no despertarme. De veras que hubiese deseado con todas mis ganas que te largaras dando al menos un portazo, y que el propio golpe me hiciera pegarme escrupulosamente a la realidad; igual que tu jodida frase, que pareció apenas arañarme y precisaba de mi agarre para que sangrara y provocara escozor."

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