08 diciembre 2010

Acaso tienes la menor idea de lo que es que la rabia se apodere de tu cuerpo, que trepe entre tus costillas o que la absorba hasta el más insignificante poro de tu piel. Que te la inyecten en vena, a dosis abismales, y que cuando te llegue al corazón, éste la impulse de tal forma que haga palpitar con violencia hasta la más pequeña ramificación de todas tus arterias. Que te peguen una sacudida todos los músculos a la vez.
Lo peor de todo es que tienes que sacar fuerzas de dondecojonespuedas para contenerla si no quieres ver tu cabeza estampada en el cristal que tienes delante.
Menuda mierda, sí. Y de repente te suelta, te deja caer al vacío, y se lleva consigo cualquier pequeño aliento de vida que encuentre en su camino, hasta de entre tus más podridos rincones.
Entonces, si nunca has experimentado esa sensación, más vale que.

No hay comentarios:

Publicar un comentario