11 abril 2011

Que las curvas que perfilan tus caderas jamás amanezcan vacías, que tu risa no penda de un hilo más fino que tu voz cuando me susurras al oído que. Ojalá que tus leves giros no marchiten nuestras nuevas mañanas de entre mar de sábanas blancas. Ojalá seas capaz de iluminar al mundo con el brillo que desprenden tus ojos. Que tus labios no tengan que callar ni esconder tus dos poderosos ejércitos color blanco marfil. Ojalá esa fuerza con la que pisas ahora sea la misma que te impulse a lo más alto. Que no se apague tu risa, ni tu voz, ni tus ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario