Llevo cinco días escapando del tiempo, y si dejo que me alcance no quiero ni pensar qué podría ocurrir. Lo sé, no es bueno evadirse de aquello que nos quita el sueño ni tampoco evitar pensar en lo que nos carcome como placebo inmediato de la tranquilidad plena interior. Pero no puedo. Te echo mucho de menos, no tanto física como emocionalmente. Compartir contigo, aparte de todo lo demás. No quiero sentir qué es volver a casa y que me arañe tu ausencia.
Quiero decir, cualquiera que conozca esta historia y lea esto pensará que estoy exagerando, pero sabes que a mí no se me puede pedir que explique esta manera de. Soy así, forma parte de mi yo y tratar de cambiar eso sería como bombardear mi personalidad (o borrar con goma Milán las ideas de mi libreta; qué horror, no quiero ni pensarlo).
Solo quería que supieras (si pasas por aquí) que reviento de ganas por saber de ti. Por encontrarte un día de casualidad y verte al otro lado de mi pantalla con un abrigo hasta el cuello y la nariz colorada de frío, pero con esa mirada que seguro jamás de los jamases veré apagarse. Deseo que todo vaya genial, que te empieces a sentir un poco "como en casa", que las cosas sigan llegando bien a su final aunque el curso de lo intermedio sea un caos autoprefabricado. Que si alguna vez tienes ganas de volver solo sea por todo lo bueno que te espera aquí y no por malas experiencias allá lejos. Madre mía, es que estás a tantas canciones de distancia...
Dame señales cuando te acuerdes de mí y mi nombre haya cruzado fugazmente tu cabeza, no sabes cómo de feliz me haría eso. Aunque sean noticias express, pero yo qué sé. poco es mejor que nada, ¿no?. Y me conformo con una breve caricia desde lo lejos. Yo tengo que reconocer que intento pensarte lo menos posible, y a veces me sorprendo a mí misma cuando caigo en que hace bastante tiempo que no se me viene tu nombre a la cabeza. Pero es justo para mí, supongo, y creo también que es la forma más madura en que puedo tomarme esto; te prometo que contigo siempre he intentado hacer las cosas bien. Por último, que sepas que echo en falta tu sonrisa, y trato. por encima de todo, de no perder la calma aquí lejos de casa y sin tener un salvavidas con el que salir a flote y sentirme segura (no sabes todo lo que tengo ya para contarte, he pensado en comenzar a escribir un diario, pero no quiero, contigo me gusta compartir palabras, y esperaré los meses que hagan falta para que nos ahoguemos con las prisas que tomemos para contarnos todo lo que hayamos vivido -y crecido- durante este tiempo). Cuidate, recuérdame intercalada entre buenos momentos y reune mil historias y paisajes y lugares y costumbres y culturas y gentes y recuerdos que contarme. Ojalá a la vuelta te detengas a tumbarte un solo día en el que fue tu lado de mi cama y te emociones relatándome todo eso. Disfruta, leona, te has ganado esta increíble historia que contar.