23 octubre 2012

Al final, con la palabra, aprendí a jugar a un juego por placer; de otra forma hubiera sido imposible medir la rudeza del miedo. Y aquella piedra pesada y sin forma y que no ocupaba ningún espacio era todo lo que tenía para darme, y no había nada que considerar. Quedarse ahí era algo inteligente cuando todavía era viable acordar repararse mutuamente, estaba aprendiendo a controlar su temperamento. Algunas circunstancias nos aportaron una satisfacción propia, pero aquello no podía ser, no para ella. Y no había nada que deliberar. Y ya enterramos todos los recuerdos de cuando ella estaba en plena búsqueda del placer y también de cuando me entristecía con el silencio de las cosas que ahora nos afaman en la escritura. Pero entonces ella bailaba y se alzaba en pie sobre la tumba, y cantaba con esa voz tan susurrante incluso cuando no había nada que pudieras hacer con ello. Yo, como verás, estaba metida en un buen atasco, y esa chica ardía en cualquier instante caprichoso allá donde hubiera algún sitio en cualquier parte para simplemente abastecerme por todo el tiempo que me había robado el trabajo de encontrar todas las cosas que solo pretendía conseguir para darle. Y claro, así no había nada de nada, y con ello nada que no temiera. Pero empecé a crecer. A crecer gloriosamente. Y empecé a dudar sobre ella y todos los sitios a los que fuimos para estar en cualquier otro sitio que estuviera simplemente fuera de allí. Y, finalmente, ella se marchó casi danzando, y aún así me sentí tan culpable tratando de medir la gravedad incluso cuando no había nada entre nosotras. Pero esa chica me desbordaba y solo nos pusimos de acuerdo en que me deje algún recuerdo de vez en cuando junto a la puerta en lo alto de aquella torre que le conquisté, y desde donde aún no me he podido volver hacia ella con encanto floreciente porque yo solía pensar que por fin aquella primavera podría acabar con la lluvia donde solo existía el juego, y no la verdad, ni nada que considerar cuando no había nada que considerar.


5 comentarios:

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  3. No me creo que todas las palabras que encierra este blog sean pura ficcion.
    Reflejo de quien los lee, relfejo de todos, reflejo también tuyo octubre.

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  4. Es cierto, algunas historias son reales tanto a nivel personal como ajeno, algunas otras plenamente ficticias, y el resto, la gran mayoría, han sido creadas como una cuidada mezcla de realidad, sentimientos, experiencias y ficción. Pero sería un error desvelar de qué tipo se trata cada una de ellas. Me gusta contar esta historia continua pero nada lineal, jugar con las palabras y la imaginación.

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  5. Creo que apostaria que podria adivinar perfectamente de que tipo se trata cada una de ellas.

    ;)

    Me gusta leerte.

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