Dolor visceral de aquel que reclama, equiparable a ese que pide a gritos ser oido y considerado. Agotamiento involuntario por asir con una fuerza bestial las ganas intrínsecas de querer dejar de sentir este vacío acelerado y creciente en la boca del estómago, no más que una clara señal del gran afán expuesto por tratar de aprender a ignorar la infumable certeza de que no podría ocurrir menos que echarte de menos. Es realidad que exige respuesta.
¿Cómo es que siempre encuentras las palabras adecuadas?
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